A lo largo de estos últimos años, en mi tarea como interim
manager, no os imagináis la de veces que he oído de mis clientes cosas como: “No
puedo despedirlos porque no tengo ni dinero para ello”; “Sé que la gente que
tengo no se adapta a los nuevos tiempos, pero ¿y que hago con ellos?”; “Como
voy a vender fuera si aquí no habla nadie inglés y no lo hemos hecho nunca”. Y
un largo etc. De comentarios que seguramente muchos de vosotros habréis realizado
o al menos pensado.
Es cierto, que en estos años convulsos, donde las tensiones
de tesorería han obligado a directores generales y propietarios a echar hacia delante con lo que
tenían, buscando nuevos mercados, modelos de gestión más eficiente,
optimización de procesos productivos, a innovar en sus procesos comerciales y
de venta midiendo de forma milimétrica
el riesgo, todo ello en la gran mayoría de las ocasiones con su esfuerzo,
ingenio, empuje e imaginación como único aliado.
Es cierto que en este angosto camino, fueron muchas las
pymes que se quedaron, pero también es cierto, que aquellas que aguantaron (no
sin inmensos esfuerzo) empiezan a ver la luz al final del túnel.
Por eso es este el momento, de acometer aquellos cambios en
nuestra organización que nos permitan estar en la mejor forma posible en este
nuevo mercado, cada más cambiante y exigente.
Así que este es el momento en que lo conveniente es acometer
las reestructuraciones necesarias para que no nos vuelva a “pillar el toro”. De
nuestra capacidad para adaptarnos dependerá el éxito o fracaso en la carrera
por seguir creciendo y creando valor en nuestras empresas.
Pero queremos en primer lugar aclarar que entendemos nosotros
por proceso de reestructuración. Habitualmente, siempre que a uno de nuestros
clientes le planteamos que necesita abordar uno de estos procesos, piensa por
lo generalmente en dos cosas:
1.- Reestructuración de personal con la finalidad de reducir
sus cargas de estructuras o el impacto de la mano de obra directa en los
procesos productivos.
2.- Reestructuración financiera, reunificando créditos,
ampliando plazo, buscando nuevas formas de financiación, etc.
Pero realmente, esto no es un proceso de reestructuración
tal y como nosotros lo entendemos.
Para nosotros un proceso de reestructuración
es el hecho de afrontar las medidas necesarias en los ámbitos comerciales, de
gestión, financieros, administrativos, de operaciones y productivos necesarios
para poder afrontar los retos que nos presentan la nueva economía surgida tras
la crisis.
Dicha reestructuración, nos permitirá por tanto el ser capaces de
generar más facturación, mejores márgenes, mejorar nuestros procesos, disponer
de mayor liquidez, afrontar nuevos mercados o clientes, implementar nuevos
sistemas de comercialización, etc. En definitiva, dar valor a nuestra compañía
y seguir creciendo en un entorno que ha cambiado radicalmente en los últimos años.
¿Cuáles son las causas que deben de llevarnos a plantear una
reestructuración?
En una
primera aproximación, distinguiríamos entre causas internas y externas.
CAUSAS INTERNAS, entendiendo por estas aquellas que dependen
única y exclusivamente de nuestra capacidad de gestión. Entre ellas, las más
comunes suelen ser:
1.-
Dificultad del equipo directivo y gestor de adaptarse a los cambios. En un
entorno tan cambiante, el disponer de modelos predictivos en las distintas áreas
funcionales de la organización y alineados con la estrategia empresarial, nos
permitirá el poder preveer que nos va a pasar en los próximos meses antes de
que ocurra, y de esta forma, poder tomar decisiones orientadas a minimizar el
efecto o directamente subsanarlos.
2.- Estructuras demasiado rígidas
y de escasa flexibilidad frente a los cambios. En muchas de nuestras organizaciones,
mientras que nuestros mercados, clientes, requerimientos financieros cambian,
nuestros procesos siguen siendo los mismos. Por tanto hay que adaptar los
procesos a dichos cambios, dotándolos de flexibilidad sin perder eficiencia y
seguridad. Y lo mismo sucede con nuestros equipos de trabajo, necesitamos que
su predisposición sea al cambio, que vean en él una oportunidad de crecimiento
profesional y no una amenaza.
3.- Habitualmente, nuestras
organizaciones tienen escasa tolerancia a los cambios. Ven en ellos un riesgo,
y no una oportunidad. Es aquí donde los procesos de comunicación interna, la formación
y la creación de equipos multidisciplinares toman una importancia capital.
4.- Transformar en causas externas, causas que realmente son
internas. En nuestra experiencia, es muy habitual que un director general nos
diga que no se vende lo necesario porque el mercado está muy mal, o que sus
tensiones de tesorería son como consecuencia de que los bancos no dan dinero o
lo dan con cuenta gotas. Realmente, lo que estamos es culpabilizando a un
tercero, de cosas que muy probablemente podríamos solventar nosotros mismos,
pero acometiendo un cambio en los modelos de gestión y en el control de los
mismos.
5.- Estamos seguros de que la situación económica mejorara,
y por tanto lo que hay es que esperar a que pase el chaparrón. Bajo nuestro
punto de vista, esto no es un chaparrón, ni una tormenta, ni una inundación.
Esto es simplemente un nuevo escenario competitivo, donde nunca nada volverá a
ser como antes. Pero eso no significa que tenga que ser peor, simplemente,
diferente. Y si en ese nuevo escenario, somos capaces de diferenciarnos, seguro
que triunfaremos.
6.- Los mercados son imprevisibles y por tanto es imposible
dar una respuesta al mercado. Esto es probablemente el caballo de Troya en los
procesos de reestructuración. ¿Qué mercados son imprevisibles?, ¿Los de siempre?
Creemos que nuestros mercados ya no son ni los de siempre y que no es problema
de que no sean previsibles, sino que nuestros sistemas de control, seguimiento
y evolución de los mismos, no incluyen las adecuadas variables para preveer los
cambios. Los modelos de gestión predictivo, el seguimiento de los evolutivos
provisionales y las previsiones con variables dependientes se hacen
imprescindibles para tener éxito en esta nueva economía.
CAUSAS EXTERNAS, son aquellas causas que escapan del control
directo de la compañía pero a las que necesariamente debemos hacer frente si
seguimos queriendo mantener un posicionamiento de mercado acorde a nuestras
necesidades Para nosotros serías las siguientes:
1.- Económicas. En los periodos de crecimiento económico son
muchos menos perceptibles las deficiencias en la gestión de las distintas áreas
de nuestra empresa. Aquel dicho del que “el carro, con grasa, anda”. En
aquellos momentos, no éramos conscientes del dinero que estábamos dejando de
ganar, y esto sale a la luz en periodos de crisis. Por tanto, debemos de
maximizar nuestras acciones a cualquier nivel para mejorar los resultados.
2.- Sociológicas. La crisis no solamente ha afectado a las
empresas, sino que también ha afectado a los consumidores. Esto ha hecho que varíen
los hábitos de consumo, los determinantes de compra o las expectativas depositadas
en un producto o servicio. Debemos de
mejorar nuestros sistemas de información de mercado y gestionar la experiencia
de nuestros clientes, para poder adaptar así nuestros modelos comerciales,
productivos, operativos, etc.
3.- Legales. Cambios en la normativa legal en materia
fiscal, en política medioambiental, etcétera, también nos están afectando de
forma muy considerable.
4.- Tecnológicas. Los avances en la tecnología pueden dejar
obsoletos nuestros productos, nuestros sistemas de comercialización y
obligarnos a ser capaces de gestionar de forma mucho más rápida y eficiente.
La importancia de disponer de alguien que nos ayude a
reestructurar nuestra organización.
Con la
aparición de la crisis, hemos empezado a oír hablar de la figura de los interim
managers.
Un interim manager, es un directivo con una amplia experiencia en
procesos de gestión del cambio o reestructuraciones. Se incorpora a nuestra
organización con la finalidad de hacer un análisis y unos diagnósticos de la compañía,
de definir como debería de ser esa reestructuración.
Pero no solamente eso, una
vez aceptado por el consejo, la propiedad o el equipo directivo la necesidad de
acometer esta reestructuración, el o los interim managers se incorporan a la
organización para liderar los cambios necesarios para dicha reestructuración.
De esta forma, la empresa tiene varias ventajas frente a un proceso con recursos
internos. Entendemos que son los siguientes:
1.- Al tratarse de profesionales con un alto grado de
especialización y experiencia, el tiempo necesario es menor, y sobre todo,
aseguramos los resultados. Quiero poneros un ejemplo. ¿Cuantos de vosotros habéis
tenido que acometer un ERE.? Pues algunos de vosotros nunca, y otros no más de
un par de veces. Nuestros profesionales, han acometido muchísimos procesos de
este estilo en distintas compañías, siendo capaces de preveer donde pueden
surgir los problemas, como hay que controlar los procesos de comunicación
interna y externa, como negociar con todos las partes intervinientes en el
proceso, etc.
2.- Mientras que acometemos los procesos de
reestructuración, nuestra organización tiene que seguir funcionando. Esto
libera a nuestro equipo directivo de acciones que les restaría tiempo y
dedicación para realizar sus funciones. Ya que son los interim managers quienes
lideran ese proceso.
3.- Disponer de un primer espada solo en el momento en el
que lo necesitamos.
4.- Transferir el conocimiento. Mientras que nuestros
interim managers están en el proyecto, van formando a nuestro equipo directivo
en nuevas técnicas de gestión procedentes de su experiencia en multinacionales
y múltiples empresas en las que prestan sus servicios. Sin clases magistrales,
en el trabajo del día a día, y comprobando nuestros directivos cómo funcionan y
son aceptadas por nuestra organización.
Si Ud. de los que cree que este es el momento de
reestructurar su compañía, tal y como nosotros lo conocemos, no dude en
contactar con nosotros para un diagnóstico. Disponemos de profesionales con
experiencias en las distintas áreas funcionales y de gestión de la compañía en
todo el territorio nacional.
Hágalo a través de nuestra página web PINCHANDO AQUI.
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